Los fundadores

Padre Doménico Pincelli

Sacerdote de la Diócesis de Trento; en 1979 encuentra a los esposos Paolo y Eliana Maino, con los que comparte la misma pasión por Jesús. Hasta su muerte, sobrevenida en el 2003, comparte y lleva adelante con ellos una comunión de vida singular. Ha hecho de la misericordia de Dios su razón de vida, usando el confesionario para comunicar el perdón incondicional de Dios y su anhelo de reconciliarse con el hombre. En su acogida sin reservas, muchos han podido hacer experiencia viva y concreta del amor misericordioso del Padre: un amor que no juzga nunca, y que tiene solo afán de ser donado.

Paolo Maino

Después de un encuentro fulgurante con Jesús, en el 1979 comprende que la experiencia de fe, para poder dar fruto, necesita un camino comunitario. Comparte esta intuición con su esposa Eliana Aloisi y con el Padre Domenico Pincelli, fundando lo que hoy es la Asociación Via Pacis.
Con la convicción de que la paz es un regalo que debe ser compartido, cree fuertemente en las personas y en las relaciones, y en la contribución que cada uno puede dar al anuncio de una esperanza que no decepciona. Va testimoniando que la cotidianidad, si se vive en el compromiso de hacerse todo a todos, se revela como la ordinariez capaz de hacer extraordinaria la propia vida. Tiene una atención particular por el grito del pobre y por esto, promueva la colaboración entre pueblos y culturas diferentes, compartiendo su lucha contra las injusticias, seguro de construir un pedacito de mundo mejor.
Frente a las dificultades y a los desafíos de la vida, exhorta a pensar bien para actuar mejor.
Convencido de la contribución insustituible que los laicos pueden dar a la misión de la Iglesia y al progreso de la sociedad, no se cansa de animar al compromiso por una formación continua.

Eliana Aloisi

En la búsqueda de un encuentro personal con Jesús, después de una fuerte experiencia de un Dios que se le revela como vivo y presente, hace suyo el deseo de su esposo Paolo de dar vida a un camino comunitario, contribuyendo a engendrar el carisma asociativo.
Su pasión por Dios se traduce en la pasión por el hombre y por su libertad. Con la certeza que en cada uno se esconde un tesoro precioso, que solo está esperando que sea sacado a la luz, se persuade en entender, que la reconciliación con nuestro propio pasado y la sanación de las heridas interiores, son los instrumentos utilizados por Dios para devolver la libertad al hombre.
Desde hace varios años, se viene donando en un servicio de acompañamiento personal, ayudando a las personas a recobrar la propia dignidad, haciendo énfasis en que las propias debilidades, se manifiestan como punto de fuerza.